Desde su creación hace dos décadas, la empresa de capital riesgo ha apoyado un total de 38 proyectos que han generado 400 puestos de trabajo de alta cualificación
Entre el laboratorio y el mercado existe un enorme vacío. Y muchas veces es difícil de salvar. Para servir de puente financiero, pero también de apoyo en el ámbito empresarial, hace 20 años se constituyó Unirisco, la primera empresa de capital riesgo centrada en proyectos universitarios. Ahora inmersa en la búsqueda de una ampliación de capital, Unirisco ha ayudado a pilotar 38 proyectos desde los laboratorios universitarios hasta el mercado, entre ellos grandes nombres del tejido empresarial de base tecnológica de Galicia, como Galchimia, AMSLab y Nanogap, entre otros muchos.
Esa trayectoria ha permitido la creación de 400 puestos de trabajo de alta cualificación y una facturación superior a los 40 millones de euros. Los datos los da Inmaculada Rodríguez Cuervo, directora general de un proyecto dedicado a invertir en fases tan iniciales que se conocen no ya como semilla, sino como presemilla. En estos momentos, Unirisco tiene identificados más de 80 proyectos susceptibles de recibir financiación en Galicia, aunque la empresa de capital riesgo puede apoyar unos cuatro proyectos al año para servir de puente entre el laboratorio universitario y el mercado.
«Trabajamos muy cercanos a las universidades gallegas, y aunque podemos invertir fuera, la verdad es que ahora hay muchísima producción científica trasladable al mercado en Galicia» y además con gran potencialidad. En estos momentos se estudian proyectos que no se constituirán en compañía hasta dentro de 12 o 18 meses. «Tenemos que conocer bien el equipo, la tecnología y acompañarlos en las fases iniciales», explica Rodríguez Cuervo: el enfoque, el plan de negocio, cómo se acuerda la participación de los socios y cómo va a ser la estructura no solo accionarial, sino también operativa.
Sin espacio a la improvisación
«Improvisación, la mínima posible», remarca la directora general de Unirisco. La fortaleza de este proyecto de capital riesgo es su especialización y su capacidad de apoyo y acompañamiento en todas esas fases y esos ámbitos que no tienen relación directa con la ciencia.
Si en estos momentos hay 85 proyectos susceptibles de ser financiados, ¿cuántos podrían salir adelante? «Es verdad que algunos saldrán adelante sin que vaya Unrisco, nosotros solo vamos a los que tienen vinculación directa con la universidad, porque ese es nuestro papel».
La pandemia también ha tenido su efecto en la evolución del capital riesgo y de las spin off que salen de las universidades gallegas, fundamentalmente a través de una parálisis. Dos de los grandes nichos de producción en este momento son el biosanitario y el tecnológico. El primero está retomando los ensayos clínicos y el segundo ha visto cómo se reiniciaba la demanda tras dos años en los que se había contraído de manera importante.
Lo cuenta la directora de Unirisco desde Food 4 Future, donde ha participado una de las firmas de las que forma parte el capital riesgo universitario: TasteLab. Este ámbito, junto con el agrario, es otro de los que tienen importantes oportunidades de desarrollo en estos momentos, en los que se mantiene la incertidumbre en el ámbito de la financiación de capital riesgo: muchos de los inversores prefieren ir a proyectos más consolidados que los presemilla que identifica y apoya Unirisco, u optan por sectores más tradicionales que el de las empresas de base tecnológica y de la transferencia del conocimiento universitario a la sociedad. «Hay muchas resistencias», lamenta Rodríguez Cuervo.
Ampliación de capital para asegurar la continuidad
Unirisco está en estos momentos inmersa en un proceso de búsqueda de inversores para completar una ampliación de capital que asegure la continuidad del proyecto, que de otro modo se vería comprometido y cuya importancia vital resume su directora general, Inmaculada Rodríguez Cuervo: el papel de Unirisco es la financiación y acompañamiento en fases muy iniciales de la transferencia del conocimiento, en acompañar a esos proyectos por un «valle de la muerte» para llegar efectivamente al mercado.
Los inversores (entre ellos grandes nombres como Abanca, Inditex o R) se benefician del desarrollo de tecnologías que cubren los retos de su propia organización, pero en muchas ocasiones también tienen una visión de país y apoyan proyectos que contribuyan a mejorar la ciencia y el tejido empresarial de Galicia.
