El pasado febrero vio la luz Celtarys Research, una spin-off de la USC que desarrolla herramientas para acelerar la creación de medicamentos.
Nunca antes del 2020 se había puesto de manifiesto la necesidad de acelerar los procesos de investigación previos al desarrollo de un fármaco; un camino que puede suponer más de diez años de investigación y costes superiores a mil millones de euros y que se inician con la identificación de una posible diana terapéutica. Este primer paso se hacía tradicionalmente con un cribado de compuestos químicos, una fase que ahora es posible acortar gracias a la tecnología desarrollada por Celtarys, una empresa que apenas tiene un mes de vida, pero que ya acumula años de investigación en los laboratorios de la USC. «Tradicionalmente se usaban radioligandos y conllevan muchos inconvenientes relacionados con la seguridad y el medio ambiente», explican sus promotores. Los ligandos fluorescentes que ellos han patentado son una alternativa viable a la radiactividad «y aportan valor en términos de afinidad, potencia y selectividad en un tiempo reducido, adaptándose a las necesidades del mercado», subrayan.
La empresa vio la luz el pasado mes de febrero, pero la tecnología que han desarrollado surge de la investigación llevada a cabo desde el año 2009 por el grupo de investigación de Eddy Sotelo; en el 2018, el proyecto fue seleccionado por el programa Ignicia de la Axencia Galega de Innovación, lo que supuso un salto cualitativo para esta empresa biotecnológica. Además de los investigadores vinculados al grupo de Sotelo, en el proyecto también participa el equipo de Mabel Loza, que cuenta con una amplia experiencia en el descubrimiento de fármacos y colaboración con la industria. El años pasado se incorporó al proyecto Sonia Martínez Arca como CEO de Celtarys. Eddy Sotelo, María Majellaro y Jhonny Azuaje son los autores de la patente en la que se basa la tecnología y en la empresa también participan Mabel Loza, José Brea y José Manuel Santamaría, del grupo Biofarma, además de Javier Sardina y la Universidad compostelana.
Celtarys es, por tanto, una empresa con capital cien por cien gallego, aunque con vocación global; sus clientes potenciales son empresas farmacéuticas y biotecnológicas que llevan a cabo investigaciones sobre nuevos fármacos. «Por ello, nuestra intención es atraer también inversores de fuera de Galicia», destacan sus promotores. En cualquier caso, desde su propio nombre han querido plasmar su carácter gallego: «buscábamos uno que reflejara el origen de la empresa en Galicia y que a la vez evocara su base tecnológica relacionada con la fluorescencia, con la luz», cuentan. Así a los fundadores se les ocurrió Celtarys, como fusión de las palabras Celta y Polarys.
Sus competidores también están fuera de España, y el factor diferencial de esta joven empresa gallega es su especialización en la síntesis química de sondas fluorescentes aplicando su metodología propia. No obstante, también destacan que con estas empresas competidoras actúan en muchas ocasiones como aliados en desarrollos conjuntos.
Con apenas un mes de vida, la idea de Celtarys en los próximos meses es contar con cinco trabajadores altamente cualificados el próximo año. A medio plazo, su intención es validar comercialmente su tecnología y lograr clientes recurrentes a nivel internacional y, más a largo plazo, quieren convertirse en una empresa de referencia en el desarrollo de herramientas químicas basadas en fluorescencia aplicadas al sector del drug discovery.