El lateral amiense, que este año tuvo ficha del primer equipo albiazul, compagina el fútbol con sus prácticas laborales en Melide

 

 

 

Compaginar fútbol y trabajo no es descabellado, especialmente cuando los partidos se disputan en un entorno cercano al ambiente laboral. Es algo habitual en el fútbol amateur. Los clubes aportan un dinero destinado al desplazamiento, colocan los horarios de entrenamiento para entorpecer lo menos posible las obligaciones de sus jugadores, normalmente con una carrera de años detrás, y los desplazamientos, los fines de semana, no suelen exigir demasiado tiempo.

Sin embargo, no es común que en categorías más profesionales, en las que los equipos deben realizar varios cientos de kilómetros para disputar sus encuentros, menos aún en edades en las que la proyección permite visualizar y soñar con algún futuro vinculado al deporte de élite, el jugador conviva con un trabajo de ocho horas diarias. Una de las excepciones en ese panorama es la de Roque, futbolista que a finales de la pasada temporada estaba con el primer equipo, en edad juvenil, y que en este curso se adueñó del lateral derecho del Compostela.

Pero detrás del Roque futbolista, está Roque González Delgado, técnico de laboratorio en prácticas en Galacteum, compañía del sector lácteo. Con 19 años, compagina entrenar en un equipo que milita en la Segunda RFEF con su puesto de trabajo.

“Estudié un ciclo superior dual en Santiago, que son seis meses de clase y otros seis de prácticas. Desde Galacteum fueron a entrevistarme al politécnico, encajaba con lo que buscaba y desde marzo hasta agosto, estoy aquí”, explica el Roque trabajador. En la empresa, la actividad deportiva de su técnico de laboratorio en prácticas, les pilló por sorpresa: “Cuando llegó nos enteramos de que practicaba deporte cerca de la élite”, apunta Manuel Salgueiro, director financiero y responsable de recursos humanos de la compañía.

Para equilibrarlo y compaginarlo, ambas partes debieron acordar ajustes horarios: “Al llegar, me dijeron que el horario era, en principio, de 08:00 h. a 16:00 horas. Les pedí si podía amoldarlo para intentar salir antes”. “Me dieron la posibilidad de entrar a las 06:00 h., y ya dije que sí, aunque me tuviera que levantar a las 5:00 horas para venir”, explica Roque. “Es de las personas que entra más temprano en la empresa. Así sale antes y está disponible para la práctica del fútbol”, añade Salgueiro. Por ese motivo, cada día se pone pronto en pie y conduce, de madrugada, los kilómetros que separan su casa del polígono de A Madanela, en las afueras de Melide. Cuando la temporada futbolística aún estaba en marcha, al concluir su jornada laboral recorría los 52,6 kilómetros para llegar al entrenamiento en el estadio anexo al Vero Boquete de San Lázaro.

La única ausencia que se registró en su tiempo de prácticas fue tomada con naturalidad por la empresa: “Tuvo una incidencia, hace unas semanas. Recibió un golpe fuerte y no se encontraba en condiciones para venir a desarrollar su trabajo. Lo entendimos”.

“Él nunca ha trasladado otros problemas de flexibilidad horaria, lo cual dice mucho de su forma de ser. Está haciendo un esfuerzo muy importante y lo valoramos mucho”, apunta el director financiero y responsable de recursos humanos de Galacteum.

Reconoce Roque que la decisión de no dejar los estudios ni su formación está motivado por una decisión tomada en conjunto con su familia. Su llegada a la empresa con sede en Melide fue un ‘flechazo’, apunta Manuel Salgueiro: “Teníamos la posibilidad de incorporar personal en prácticas por la FP dual, porque estamos muy abiertos a dar entrada a estos perfiles para su desarrollo tanto personal como profesional. Hicimos entrevistas con varios alumnos y con Roque fue un ‘match’ porque conocía la empresa y el sector”.

“Elegí Galacteum porque tenía experiencia por haber hecho prácticas en una compañía de la misma rama y cuando me hicieron la entrevista encajaba perfectamente con lo que buscaban”, explica el futbolista del Compostela, que se muestra encantado de realizar “un trabajo mecánico” a primera hora del día para encontrarse, después, con lo inesperado del deporte: “En el fútbol, cada día es una cosa nueva”.

En la empresa láctea están encantados con Roque González, más allá de lo profesional: “Es una persona extrovertida, observadora y congenia con todo el mundo”. Reconocen, desde la compañía, que su puesto podría consolidarse por la evolución de la demanda que tienen, aunque entenderían que para el futbolista “la carrera deportiva primará sobre todo. Su puesto sería fácil de cubrir. Pero la persona, no”. “No dejaré de estudiar, porque mi madre quiere que me forme en lo que sea. Así que seguiré con mi formación, sea aquí o en otro lado”, apunta Roque, que tiene claro que la vida más allá del fútbol es prioritaria.

 

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