En GalChimia a traxectoria de innovación vén dende que constituimos a compañía», señalaba ayer Carme Pampín, fundadora de una empresa que opta a los Premios Galicia de Innovación e Deseño que convoca la Xunta a través de Gain, en el área de pymes con la innovación como piedra angular. «Ser finalistas é fantástico nestes premios que distinguen unha traxectoria».
Pampín subraya la apuesta por crear la empresa en Galicia, por ser una salida profesional a los químicos gallegos y por consolidar su crecimiento en la propia comunidad, donde en la actualidad considera que existe un sector de ciencias de la vida más maduro. Pero cuando se creó GalChimia, hace 20 años, «era un terreo moito máis árido, o que moitas veces nos levou a cuestionar se realmente era acertado constituír unha compañía con estas características en Galicia», en un sector entonces inexistente.
Era un inicio de siglo en que no estaba claro qué era una spin-off, frente a un presente con más ayudas para el emprendimiento científico-tecnológico, que en aquellos años apenas empezaba: «Tivemos axuda e foi moi importante, pero estaba todo empezando».
Unos inicios complejos también por buscar una ubicación para los laboratorios, primero en O Pino y desde el pasado año en las nuevas instalaciones en el polígono industrial de Touro. También lo fue llevar adelante un plan de negocio en que los clientes no eran de Galicia, «polo que xa nacemos coa idea de ser unha empresa coa súa parte comercial nacional e internacional». No fue sencillo conformar un equipo con capacidad y experiencia en gestión en este tipo de empresas. Empezó en el año 2001 con cuatro personas, y hoy son 52 en plantilla.
Carme Pampín apunta que GalChimia vive una fase de consolidación en Touro, tras mudarse el pasado año a una nave de mil metros cuadrados, más del doble que la inicial de O Pino. El reto es seguir creciendo, en Galicia, y seguir con la internacionalización (una parte muy importante de sus ventas son ya internacionales), y con nuevas aportaciones en innovación, en una compañía con una inversión importante en I+D, señala Pampín.
Carme Pampín, que es también presidenta de Bioga, Clúster de las Ciencias de la Cida de Galicia, destaca proyectos de interés en el sector como el Biopolo de A Sionlla, que «vén tratar de subsanar esta deficiencia na parte de infraestruturas. Porque unha empresa que se crea desde cero os primeiros anos se ten que centrar no modelo de negocio e non en investir en construír un edificio como tivemos que facer nós agora». Explica que el Biopolo no es solo un edificio, sino un polo de conocimiento, de networking y de interacción con otras empresas y entidades. Aunque en Galicia no existe un número elevado de empresas farmacéuticas como en Cataluña, «o biopolo nos vai permitir interactuar cos axentes máis relevantes do sector; con outras empresas, pemes, grupos ou entidades de investigación, e poder facer consorcios e colaborar». Confía en que en unos meses pueda verse algún resultado tangible en A Sionlla.